Dos Pesos Pesados – Vik versus Clos Apalta
Hace un par de semanas tuvimos la idea de comparar dos vinos premium de bodegas que se especializan en producir Bordeaux blends aquí en Chile. Le Petit Clos 2016 y Milla Calla 2017. Los vinos tienen 96 y 94 puntos de Suckling respectivamente y similares scores por parte de otros críticos. Razón que nos impulsó a evaluarlos de manera paralela por ser competidores directos en precio – calidad.
Le Petit Clos 2016, de estructura muy firme, buen volumen en boca, equilibrado y con notable acidez. De aromas muy pronunciados y alta concentración de fruta negra. Notas a hierbas secas, cedro, especias dulces, pimienta negra, cuero, chocolate, aceituna negra y tabaco. Un vino que va mostrando diferentes capas a medida que se oxigena. Fermentado en cubas de roble con levaduras nativas por seis semanas y posterior crianza en barricas francesas nuevas, de segundo y tercer uso por un total de 23 meses.
Este vino se hace sedimentar solamente por gravedad y no se filtra. Un vino más al estilo del viejo mundo, elegante pero a la vez potente. De final muy largo y complejo, listo para tomar y con un gran potencial de guarda por su excelente estructura, calidad de fruta y cantidad de descriptores aromáticos. Este vino promete muchísimo!
Se puede tomar solo, pero mejor acompañarlo de platos en base a carnes de res a la parrilla y guisos con carnes de caza. Disfrutamos esta añada con su ensamblaje de 95% Cabernet Sauvignon, 4% Merlot y 1% Carmenère y con bastante alcohol, 14.5%.
Y su competidor, Milla Calla 2017, un ensamblaje de 5 cepas. 68% Cabernet Sauvignon, 15% Merlot, 9% Carmenere, 5% Syrah, 3% Cabernet Franc y 14% de alcohol. Un vino elegante, con una expresión más ligera que el otro, de taninos redondos y acidez media alta. Vik ha decidido mostrar una perspectiva diferente a su competencia Le Petit Clos por las variedades y proporción de las cepas usadas, donde es notorio el aporte de la Carmenere, fruta roja, toques ahumados, terrosos y especiados. Vinificación con levaduras nativas en tanques de acero inoxidable, con maloláctica y crianza en barricas más neutras por 20 meses.
Los aromas tienen una intensidad alta y de fruta negra y algo de roja, toques florales y a hierbas secas. También hemos sentido notas mentoladas y especiadas sin ser tan marcadas, vainilla, clavo de olor y nuez moscada. Un vino de final largo, listo para tomar ahora e incluso solo. Tal vez un vino más versátil y fácil de disfrutar, con buena capacidad de guarda, pero menor que el Petit Clos. Entonces, después de haberlos probados que nos queda? Visitar los lugares de nacimiento de estos dos excelentes vinos. No nos decepcionó, es más, nos encantó!
Es mejor visitar las dos bodegas en días separados porque están divididos por una pequeña cordillera y gracias a eso hay dos tipos de terroir para experimentar. La primera cosa que te impresiona cuando llegas a cada lugar es la inversión en las bodegas como en sus hoteles de lujo. El magnate “.com” Noruego Sr. Vik invirtió unos US$100 millones (sin incluir el precio del terreno) y es bien evidente al llegar! Su Estate tiene 347 ha emplazadas en una propiedad gigantesca de 4300 ha. ¡Casi todo el Valle de Millahue!
Fue así que me puse a pensar si es posible conseguir excelencia en vinos cuando no se cuenta con una trayectoria tan larga en esta industria? ¿Puede una viña lograr un nivel alto en calidad con vides jóvenes desde la primera añada? La respuesta es sí! Después de miles de estudios de suelos entre Argentina y Chile el dueño decidió que el Valle de Millahue en Cachapoal, sería el terroir ideal para su emprendimiento de inversión millonaria.
Cuando uno está allí es imposible no estar impresionado con este proyecto y quedas convencido que la plata si te puede comprar el éxito. Tener una propiedad tan grande con diversidad de microclimas, suelos, exposiciones, amplitud térmica, altitud, te dan la ventaja de lograr uvas hechas a la medida de cada terroir y al estilo de vinos que desees elaborar. Aquí está muy claro el impacto de la viticultura de precisión.
Al llegar a Clos Apalta no se ve mucho desde lejos, pero al entrar a la bodega recién se nota porque. Casi toda la construcción está bajo tierra. Con siete niveles y 25 metros de profundidad, cinco de ellas escondidas al interior de la ladera del cerro de Apalta. Rodeados de imponentes pedazos de roca madre que son visibles desde el interior y tiene un gran impacto en mantener la temperatura y humedad de la bodega de manera natural. La inversión de Clos Apalta no llega a la de Vik pero es un monto impresionante de todas maneras, aunque de estilo mucho más conservador pero extremadamente eficiente, sustentable y de menor impacto visual al entorno.
La vista desde el mirador de Clos Apalta te ofrece hermosas vistas del DO Apalta. La finca tiene 60 ha con vides plantadas en laderas y en forma de anfiteatro, con exposición mayormente SE que le permiten lograr dos horas menos de sol diarias en una zona de clima mediterráneo con temperaturas altas en verano, muy favorable para una maduración óptima y lograr vinos con mayor frescor, finura y profundidad. Cepas como Cabernet Sauvignon y Carmenere de vides centenarias plantadas a pie franco, sin irrigación y otras más jóvenes como Merlot y Petit Verdot, con porta injerto distribuidas alrededor de los campos de vides viejas.
Debido a sus diseños ambas viñas pueden operar con procesos gravitacionales, el mosto y vino quedan libres de daño por excesos de bombeo. Vik solamente tiene dos niveles contra los siete de Clos Apalta pero tiene mucha área, unos 280 metros de largo mide el área de producción.
Otra cosa que tienen en común son sus vinos hechos de estilo bordelés, y como en Bordeaux los ensamblajes varían añada tras añada, tanto en cepas, como en proporciones del blend. El portafolio de vinos de Clos Apalta son Clos Apalta y Le Petit Clos. Vik con su Vik, Piu Belle, Milla Calla y un rose. Vinos de calidades icono, alta gama y premium.
Una vez probado vas a querer repetir, y una vez visitado vas a querer regresar. Belleza natural y muy buen vino, ¿hay algo mejor?