El Redescubrimiento de la Carménère
Pasaron más de 130 años para que esta cepa de origen bordelés, comenzará a brillar con luz propia fuera de su lugar de origen. Cruzó el atlántico y se refugió en Chile de manera fortuita logrando escapar de la temida y destructiva filoxera. Hasta ahora no se sabe exactamente si esta cepa llegó a Chile al incluirla de manera accidental en las importaciones de variedades francesas a mediados del Siglo XIX (1840 a 1890) o como producto de malos viticultores o comerciantes que querían deshacerse de esta variedad, por presentar muchos problemas de adaptación al terroir de la zona del Médoc en Burdeos, Francia.
A mediados de 1850 y como consecuencia del éxito que tuvieron muchos empresarios chilenos en la minería y la explotación del salitre y el carbón, decidieron expandir y ampliar sus negocios al rubro vitivinícola. De esa manera se dieron los pasos más importantes para desarrollar la industria del vino chileno, pasaron de enfocarse en las cepas que trajeron los españoles, como la País, a las variedades francesas.
El nuevo modelo de negocios tenía que venir unido a una serie de cambios. Se hicieron grandes inversiones en la compra de tierras, se equiparon nuevas viñas, bodegas, además se trajo maquinaria, equipos y enólogos europeos. Habían fondos y la decisión de convertir a Chile en un país exportador de vinos. Y fue así que muchas familias que ahora son muy reconocidas dentro y fuera de Chile, ingresaron a la industria del vino. Nombres como Errázuriz, Cousiño, Subercaseaux y Concha y Toro (fundador de Concha y Toro), Francisco Undurraga (fundador de Viña Undurraga), Fernández Concha (fundador de Santa Rita) y la viña pionera en Chile, la más antigua de todas, Viña Carmen, fundada en 1850 por el empresario Christian Lanz. Desde 1987 forma parte del mismo grupo empresarial junto a la histórica Viña Santa Rita, que fue fundada en 1880.
En aquella época las variedades que importó este país para establecer su propia industria de vinos incluian algunas cepas de origen bordelés, entre ellas la Cabernet Sauvignon, el Merlot y la Sauvignon Blanc. Pero fue a raíz de la elaboración de vinos con la uva Merlot la que comenzó a generar confusión y dudas. Muchos productores notaron que esta cepa producia vinos de diferente perfil, similares, mas no iguales. Se pensó incluso que se trataría de otro clon de esa variedad, a tal punto que la llamaron Merlot Selección o Merlot de Peumo.
Fue entonces que un 24 de Noviembre de 1994, en la Viña Carmen ubicada en el Valle de Alto Maipo, se confirma de manos del ampelografo frances Jean Michel Boursiquot, la existencia y por tanto el redescubrimiento de la cepa francesa casi extinta conocida como Carménère. Este hecho marcó un nuevo horizonte para la industria del vino chileno y le dio el carácter distintivo para competir con los grandes vinos de Burdeos y con otras regiones vitivinícolas del nuevo y viejo mundo.
Para sellar seguir sellando con broche de oro ese gran redescubrimiento, la Viña Carmen lanzó su quinta edición de vinos llamada Lustros V (2018) en conmemoración al 25 aniversario de esta cepa en tierras chilenas.
Para todos los amantes de esta cepa, conocer el lugar donde se redescubrió esta variedad debe ser un evento que no se debe pasar por algo si estás de visita por la ciudad de Santiago. La Viña Carmen en conjunto con la viña Santa Rita, han diseñado un fantástico tour que incluye una visita al monolito en honor a la Carménère, mientras paseas por esos viñedos que están llenos de historia y orgullo nacional, además de conocer las bodegas históricas y hacer una degustación de los mejores exponentes de esta uva.
Si eso no fuera poco, también podrás conocer su espectacular Museo Andino y pasear a caballo recorriendo los jardines y la residencia de la Familia Huidobro que actualmente se ha convertido en el Hotel Casa Real. Todo esto en una propiedad llena de grandes espacios muy al estilo de un chateau francés.
Actualmente Chile es el país con la mayor cantidad de hectáreas plantadas de esta uva a nivel mundial (10,732 – 2019) y su tercera uva más importante después de la Merlot y la Cabernet Sauvignon respectivamente. Esta cepa encontró en el terroir y clima del Valle Central, el lugar ideal para su correcto desarrollo, al ser una uva que requiere una maduración larga, mucho sol, poca humedad, clima fresco y con precipitaciones no muy altas. Lo que no pudo encontrar en Burdeos, lo logró en tierras chilenas.
Zonas como los Valles de Maipo, Cachapoal, Colchagua y Rapel, permiten lograr vinos desde ligeros a más corpulentos, con sus clásicas características a frutas rojas y flores, hasta otros con notas especiadas, herbales y de muy buena acidez, algo importante para lograr un mayor potencial de guarda.
Para reforzar la identidad del vino chileno y su relación con esta cepa, cada dos años se realiza un concurso a nivel nacional llamado “Carménère al Mundo” y sirve para premiar a los mejores exponentes de esta variedad y así reconocer el potencial de nuevos productores y zonas de elaboración. Desde el 2014, cada 24 de Noviembre se celebra en Chile el Día Mundial de la Carménère
Ahora que sabes un poco más sobre la historia de esta uva de origen bordelés, pero de corazón chileno, la próxima copa o botella de Carmenere que tengas entre tus manos llevará un gran significado.