Oporto vs. Oloroso Chileno
Dos expresiones muy diferentes de vinos fortificados que nos dio gusto poder analizarlas. Por un lado un Fine Tawny Port y por otro un vino al estilo de un Jerez Oloroso. Nuevo y Viejo Mundo juntos, dos escalas de producción; grande para el caso del Oporto y en el otro extremo una viña de tipo artesanal.
Dow ‘s Fine Tawny Port (sin indicación de edad) con crianza oxidativa de tres años en barricas de roble de 225 Lts. Aunque no hay una legislación sobre el etiquetado al usar la palabra “Fine”, por investigación hecha a varias bodegas o lodges elaboradores de Oporto llegamos a la conclusión de que se trata de una nomenclatura usada cuando la crianza se realiza en barricas pequeñas y no las usuales de 630 Lts. Esta “clasificación” la encontramos en los estilos Ruby, Tawny y White Port.
Nota de Cata
De color ruby con reflejos granates e intensidad media. A diferencia de su hermano Ruby este es un vino más delicado y elegante. En nariz y paladar muestra muy buena concentración de fruta roja madura y algunas deshidratadas, cerezas, guindas y arándanos, además de delicadas notas balsámicas como romero y eucalipto. De entrada completa, untuosa y dulce sin llegar a ser empalagosa, gracias a la acidez media del vino.
De taninos redondos medios, que confirman una buena estructura. Un vino que mientras lo oxigenas se muestra muy glicérico, con un alcohol alto que influye en el final largo y con gran finura en boca. Este vino es la versión más joven y sirve como antesala a los Tawny con mayor indicación de edad. Servido más fresco como aperitivo junto a una tabla de quesos maduros o fuertes como el roquefort y fantásticamente bienvenido con postres acaramelados como la Creme Brulee o un Tarta Tatin de frutos rojos o frutos del bosque.
Moscatel de Alejandría Seco, 2013
El otro vino fue uno al estilo de un Jerez Oloroso. Digo “estilo” por ser un producto elaborado fuera de la D.O. Jerez y en este caso, muy lejos de España. Me refiero a la viña de tipo artesanal Santa Marta, ubicada en la zona de Chépica, en el Valle de Colchagua. Este vino fortificado está hecho en base a la uva moscatel de alejandría, uva permitida para elaborar vinos de o al estilo de Jerez. Con crianza oxidativa de cuatro años en pipas muy antiguas de roble americano de aproximadamente doscientos años. Esa pequeña bodega es un museo viviente.
Esta viña además de sus tradicionales vinos en damajuanas, elabora Pipeños en base a Semillón, un tinto llamado “Burdeos” y los vinos dulces Asoleado en base a Moscatel y un vino Añejo de Cabernet Sauvignon y País. Una visita que no debes perderla si estas por Santa Cruz.
Nota de Cata
Vino de un color ámbar a cobrizo. Nariz y paladar complejo y explosivo, con notas terciarias muy marcadas. Duraznos y damascos deshidratados, pasas rubias, higos, laurel, pimienta blanca, jengibre, cáscara de naranja, especias dulces, nueces, almendras, caramelo de toffee y piedra mojada.
En boca es seco, con acidez que a pesar del tiempo, sigue presente. Taninos bajos y de grano fino por el largo tiempo en barrica. Un vino que llena el paladar, de cuerpo completo y alcohol alto. De estructura firme y balanceada, con un final largo y prolongado. Ese vino tal vez tiene un par de años más para seguir desarrollando otras notas terciarias.
Al ser este un vino seco ofrece una gran variedad de maridajes, platos especiados, a la parrilla o a la cacerola. Cerdo, cordero y animales de caza necesitan de un vino más profundo como este. Otra alternativa más ligera y sencilla, pero igual de agradable, sería con una tabla de quesos de mucho carácter como el manchego, gruyere, pecorino y acompañado de frutos secos y mucho mejor con hartos damascos.
Recuerda servirlo entre 11 – 13 oC para bajar un poco el impacto del alcohol alto, pero lo suficiente para dejar expresar todas esas capas aromáticas. ¡Que los disfruten!