Azerbaiyán de Cerca!
La primera vez que tienes la oportunidad de probar un vino de un país que no necesariamente está en el radar de los mejores productores de vinos del mundo, te llama mucho la atención. Fue a raíz de nuestra experiencia en la feria de vinos de Tbilisi, la WINEXPO Georgia 2019, cuando pasamos por el stand de Azerbaiyán y nos invitaron a degustar un vino que no era de alguna uva famosa o autóctona, era de Granada, la fruta, no la ciudad en España por si acaso!.
Aunque el vino no fue tan especial que digamos, no dudamos en conversar con los expositores y saber un poco más sobre la bodega a las que representaban. Fue entonces que decidimos ampliar nuestro viaje a Azerbaiyán y visitar no solo los lugares más importantes, como Baku o los pueblos o ciudades que eran parte de la ruta de la seda, sino también enfocarlo en conocer las principales bodegas y saber un poco más sobre su industria de vinos.
Cuando escogimos visitar dentro de nuestra ruta de vinos la Bodega Chabiant, no estaba clara la información, si se llamaba así o era Chateau Monolit o Sato Monolit, como figuraba en su entrada, en fin, no sabíamos qué esperar, pero sí que era un hotel dentro de una bodega de vinos.
Espíritu Italiano y cepas Caucásicas, el nuevo estilo de Chabiant
Después de instalarnos y mientras esperábamos nuestro tour, pudimos darnos cuenta del tamaño de la bodega por la cantidad de tanques de acero inoxidable con tecnología moderna, y también muchos otros de hierro y de concreto, muy grandes que ya estaban en desuso. Era obvio que en el pasado tal vez no muy lejano se produjo vino de manera industrial.
Ya estábamos intrigados por qué sorpresas irían a darse a lo largo del tour, minutos después vimos que se unían a nosotros un grupo grande de Azeris, todos hombres y después de conversar con ellos en ingles obvio, pudimos enterarnos que era un viaje corporativo para las empresas más importantes dentro del rubro de la restauración de Baku.
Llegado el momento apareció el guía, que era nada menos que el enólogo de la bodega, Andrea Uliva, un italiano que ya tiene varios años a cargo de la nueva filosofía de la viña. Él nos contó la historia de la bodega y nos dio un panorama de cómo fue esa industria durante la era soviética. Chateau Monolit como se le conocía en aquellos tiempos tenía una producción basada en altos rendimientos, con cientos de hectáreas como muchas otras bodegas, con producción de vinos sin identidad, basados mayormente en uvas internacionales, dejando de lado las cepas autóctonas, algo muy diferente a lo que es la filosofía o el concepto de terroir al que él estaba acostumbrado.
Tanques de la era soviética y barricas de roble, Goygol Sala de barricas de la Bodega Goygol, Azerbaijan
Dentro de muchos cambios y direcciones que se dio a la bodega, una de ellas era la de cambiar el nombre de Chateau Monolit a Chabiant Winery. Una imagen más contemporánea, limpia y renovada. Actualmente la viña, tiene 350 hectáreas y está ubicada a 750 msnm en las colinas sureste del Gran Cáucaso, a cuatro horas aproximadamente en auto desde Baku. Dentro de su producción destaca el uso de algunas cepas autóctonas caucásicas como la Saperavi, Rkatsiteli, Mtsvane, estas de origen georgiano, como también uvas autóctonas, Madrasa o Matrasa y Bayanshira, ademas de una importante producción de uvas internacionales o uvas nobles como la Cabernet Sauvignon, Sangiovese entre otras. Su línea de vinos se especializa en ensamblajes internacionales con uvas de origen caucasico. Rkatsiteli-Mtzvane, Saperavi-Cabernet Sauvignon, Vino Nuovo y un Rose elaborado en base a Madrasa. Dentro de los programas novedosos orientados hacia el enoturismo, también organizan un festival de la cosecha, a finales de agosto y la celebración del Vino Nuovo, este a finales de noviembre, algo similar a las festividades de Beaujolais Nouveau en todo el mundo.
Esa visita que pensamos que sería novedosa, resultó mucho mejor de lo que esperábamos. Sentir el entusiasmo y cariño de Andrea hacia su trabajo y también la buena onda de parte de todo el grupo de compañeros del tour, que luego nos invitaron a compartir la comida que estaba programada solo para ellos. Fue una cena muy interesante que nos permitió conocer un poco más sobre la vida en Azerbaiyán y percibir esa multiculturalidad que caracteriza a ese país. Una gran lastima lo que está sucediendo en este momento con el conflicto con Armenia, muchos lugares que visitamos han sufrido a raíz de los ataques. Esperemos que haya mejores noticias y se lleguen a acuerdos para la tranquilidad de ambas naciones.